La parálisis de la perfección puede retrasar tu productividad

parálisis de la perfección

Desde hace algunos años viene cobrando vigencia el concepto de “parálisis de la perfección”. Y está en auge porque está relacionado con ese afán de hacer siempre las cosas bien. Es decir, no es tan malo ser perfeccionista, pero todo hasta cierto punto. Así mismo todo va en la importancia y riesgo de los deberes que debemos cumplir. Entonces nos vemos en una especie de espiral en el que seguir dándole vueltas a los detalles y queriendo mejorar hasta el infinito deja de ser productivo.

 

En el mundo del marketing esto es usual. Por lo general nos perdemos en los detalles, lo que nos puede llevar a que con dificultad terminemos algo. Incluso no es raro que ni siquiera lo empecemos. Pero, ¿esto que lo causa? Por ejemplo, creencias del tipo “sé perfecto”, “sé el mejor”; el pensar que nunca nada será suficiente para cumplir tus expectativas o las de los demás.

 

Ahora, ¿será que te estás poniendo la vara muy alta? ¿La presión de ser el único o el mejor están siempre en tu mente? Tal vez lo que deberías considerar es que es mejor lo hecho que lo que va a ser perfecto. Incluso en varias oportunidades eso que llamas “perfecto” es enemigo de lo que en realidad es bueno. Así que deja de agobiarte y ten presente que en los errores está basado el aprendizaje.

 

Vale la pena aclarar que no es lo mismo parálisis de la perfección que las ganas de dar lo mejor de ti. Tampoco se trata de hacer las cosas por hacerlas porque al final ¿qué más da? En otras palabras, se trata de pasar a la acción intentando dar lo mejor de ti. De esos hablaremos a continuación.

No te dejes ganar de la parálisis de la perfección

Es más que obvio que en algún momento se van a presentar errores. ¿Y sabes qué? ¡No pasa nada!, porque de eso se trata: del interminable ensayo-error. Equivocarse y aprender la lección. Por ejemplo, antes de empezar esa campaña de marketing es común enfrentarse a lo siguiente:

  • ¿Por dónde empiezo?
  • ¿Hacemos un análisis de nuestros clientes?
  • ¿Necesitamos cámaras, equipos de video?
  • ¿Y si nadie nos sigue?
  • ¿Necesitaremos asesoría? ¿Tercerizar algún servicio?
  • ¿Y si no le gusta a los clientes?

parálisis de la perfección

 

Pues mira que, al final, aquí estamos. Entonces, sabemos que todo es susceptible de mejorar. ¿Qué pasa? Que estamos tomando una acción imperfecta. Es decir, de antemano sabemos que no somos perfectos y nos consta que cometeremos errores. Pero decidimos avanzar en lugar de dejarnos llevar por la parálisis de la perfección. Miremos otros aspectos que explican este fenómeno.

 

En su artículo “El secreto para acabar con la parálisis de la perfección”*, la escritora y comentarista de CNN, Mel Robbins, dice:

“La parálisis de la perfección es un truco que tu mente te juega en un intento por mantenerte a salvo. Siempre que estés a punto de poner una parte de sí mismo en el mundo (por ejemplo, iniciar un nuevo negocio o invitar a alguien a una cita), primero se forma una idea en tu mente”.  Veamos pues algunos puntos clave para prevenir este tipo de parálisis y no estancarnos.

 

 

Aprende a identificar la parálisis de la perfección

Ese instante en el que emprendemos una campaña de marketing o una estrategia de generación de contenidos puede ser abrumador. Y la presión por ser impecables e implacables en nuestros resultados quizá nos lleven a esta parálisis de los perfeccionistas. Según Edward A. Rodríguez, conferencista y coach transformacional, estas situaciones propician la parálisis de la perfección:

 

  • Te quedas quieto porque no das un paso hasta que todo esté “perfecto”
  • Aún no has alcanzado eso que sueñas
  • Para ti nada es suficiente. Ni siquiera tus logros y tampoco los celebras
  • Eres inflexible
  • Sueles encontrar muchas faltas en ti y en los demás
  • No te sientes a gusto con tus allegados hasta que no “cambien”
  • No te das la oportunidad de aprender de tus «errores». Crees que no debes enfocarte en aprender y crecer sino en reprocharte por cometerlos
Ya que sabes lo que dispara tu ansiedad, démosle un vistazo a algunas técnicas para evitar la perfección paralizante.

Claves para prevenir la perfección paralizante

La parálisis de la perfección es algo para tomar en serio porque no puedes darte el lujo de que tus proyectos se estanquen. O al menos no puedes darte esa licencia de estancarte, porque tu deseo de que todo quede perfecto no te lo permite. Sigue estos consejos para prevenir la parálisis de la perfección:

Aprende a tomar decisiones

Convivir con el hecho de tomar decisiones y con la incertidumbre es primordial. Es muy difícil que dispongas de toda la información para que tomes decisiones. Entonces acostúmbrate a decidir con base en lo que tengas. Además vas aprendiendo y haciendo los ajustes en la marcha.

Conoce y aplica la Ley de Pareto

Esta ley establece que con el 20% del esfuerzo basta para generar el 80% de los resultados esperados. En otras palabras, cuando vayas a hacer algo concéntrate a fondo en ese 20%. Verás que lo demás son detalles en los que no vale la pena detenerse. Además tampoco aportan mucho a lo que por fin va a quedar.  Así que no te dejes abrumar y administra bien esos porcentajes.
parálisis de la perfección

Establece plazos fijos

Para que logres esto es bueno que tengas en cuenta lo que dice la Ley de Parkinson. Es decir, que la complejidad de un deber se extiende hasta ocupar el tiempo necesario para llevarla a cabo. Por ejemplo, si te dan un mes para cumplir con una misión es en ese tiempo en el que la debes terminar, no en la última semana. En otras palabras, tu mente se va adaptando al tiempo del que dispones.

Equilibrio entre calidad y esfuerzo

Dice Isabel Sánchez, consultora para emprendimientos digitales y startups, que “la calidad de tu trabajo debe ser lo suficientemente buena como para que sientas que te representa”. Lo que en otras palabras significa que el esfuerzo que pones debería ser el mínimo para alcanzar lo que necesitas. La clave para identificar esto es que notes que te está tomando más tiempo del que habías planeado. Así que si te das cuenta que hay detalles que no van a hacer que se noten las diferencias, no vale la pena estancarse.
¿Has caído en la parálisis de la perfección? Y si así fue, ¿cómo lo superaste? Déjanos tus respuestas en los comentarios. Puedes leer este artículo en inglés haciendo clic aquí.
Enlace en inglés*

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